jueves, 16 de abril de 2009

Conflicto en Palestina, lucha por un territorio donde vivir


Cuando Jacob, descendiente del nieto de Abraham, fue elegido para gobernar por los judíos, Israel fue concebida como la ciudad sagrada de esa nación. A lo largo de conflictos durante la historia, los judíos han debido ir dejando su tierra y andar por el mundo sin poseer un territorio que ellos consideren como su Estado, un lugar en donde hacer soberanía y permanecer no sólo como nación.


Tras la Segunda Guerra Mundial, donde los judíos residentes en Alemania fueron masacrados por el gobierno Nazi de Adolf Hitler, se tomó conciencia de que los judíos necesitan un territorio al que puedan llamar hogar, un territorio donde puedan ser soberanos y constituirse como un Estado.


Fue por eso que se tomó a iniciativa, una vez que Gran Bretaña abandonó los terrenos que tenía tomados en la región palestina, de crear el Estado de Israel.


Desde ese año, 1947, la Organización de Naciones Unidas se hizo cargo del conflicto existente en la zona palestina, entre judíos y palestinos, por sentar raíces en torno a ese territorio, donde además se encuentra Jerusalén, ciudad sagrada para tres religiones distintas: musulmanes, judíos y cristianos.

Entonces, de manera unilateral y marcada por las conveniencias de países involucrados, la ONU declarara en mayo de 1948 la división del territorio en dos zonas, una para el Estado Judío y otra para Palestina. Esto provocó que los judíos alrededor del mundo migraran hacia esa zona, que ahora por fin sería suya.


Los vecinos del nuevo Estado de Israel, específicamente los palestinos, sin embargo, no recibieron con igual alegría la decisión. Lo tomaron más bien como un ataque para arrebatarles la Tierra Santa que hace tanto tiempo les fue prometida, ya que ellos habían permanecido allí.


Las razones por las que los palestinos no han sido capaces de formar un Estado de manera correcta, teniendo el territorio ocupado por muchos más años que los propios judíos, son “la escasez de tierras, la discontinuidad territorial, la dispersión de población, el estatus de Jerusalén y la ausencia de plenas competencias”.1


Lo que siguió al descontento de los palestinos, fue la primera guerra árabe-israelí, en mayo de 1948.

Duró casi un año y tras ella, fueron muchos los palestinos que tuvieron que abandonar esas tierras en búsqueda de una vida en paz. Tras otros conflictos, en mayo de 1964 se creó la Organización para la Liberación de Palestina.


Tres años después, en 1967, se inició a guerra de los 6 días. Ésta fue seguida por el conflicto de Yom Kipur del año 73’, el asesinato de 11 deportistas israelíes en los Juegos Olímpicos de München y la Guerra del Líbano en 1975.


Entre todos los conflictos, la Organización de las Naciones Unidas aceptó en el año 1974, reconocer a la Organización para la Liberación de Palestina como un ente oficial representante de los palestinos.

Sin embargo, y a pesar de varios tratados, las hostilidades no cesaron en ese terreno.


Según el diario español El Mundo, en el artículo ya citado, “El 15 de noviembre de 1988 nació el Estado Nacional Palestino, presidido por Yasir Arafat. Tres años después, en octubre de 1991, Madrid fue escenario de una Conferencia de Paz en la que participaron Israel, Palestina, Siria, Jordania y El Líbano. En enero de 1993 prosiguieron los buenos gestos con la reunión en Oslo de representantes de la OLP e Israel. En septiembre de ese año, Arafat e Isaac Rabin firmaron una declaración de principios basada en los Acuerdos de Oslo (imagen), en la que Israel reconocía a la OLP y otorgaba a los palestinos cierta autonomía a cambio de que renunciasen a sus pretensiones territoriales”.


En el fondo, se estaban dando por fin los primeros pasos concretos para lograr la paz en esta zona, ya a estas alturas llena de pobreza, desesperanza, manejada por militares y terroristas, que cobra vidas de gente inocente todos los días, por disputas que gobiernos y cabecillas no han sido capaces de resolver con altura de miras y con disposición a obtener la paz para sus pueblos, y no por obtener terrenos disputados históricamente.


Así, los numerosos intentos de Arafat y aliados por lograr la paz en el Medio Oriente, dieron pronto resultados. No fue hasta el año 2000 que se desató una nueva disputa, esta vez, por el supuesto atrevimiento que tuvo el líder del Likud, Ariel Sharon, al entrar a una mezquita.


En 2001, las relaciones comenzaron a mejorar nuevamente. Palestinos e Israelitas se reunieron para analizar una propuesta de paz enviada por Estados Unidos. Sin embargo, una vez más todo intento quedó sólo hasta allí. Ariel Sharon sale elegido primer ministro de Israel y pronuncia su negativa a retirar las colonias israelitas de la zona, que era la condición que Arafat había puesto para negociar la paz.


Ante ello, se desata una verdadera ola de atentados de parte de los palestinos en contra de los israelíes, incluyendo el asesinato del ministro de turismo israelí. Obviamente, Israel reaccionó con nuevos ataques a las zonas de Cisjordania y Gaza, con lo que las relaciones entre Arafat y Sharon se quiebran definitivamente.


Sharon entonces optó por políticas de agresión en contra del líder palestino. Las medidas incluyeron, incluso, la construcción de un muro que pretendía separar a Cisjordania de Israel, ignorando todas las partes que abogaban a favor de un Estado palestino. El 2003 fue reelegido como primer ministro de Israel y Mazen se convirtió en primer ministro de la ANP. No se produjo ningún cambio, pese a las intenciones demostradas en un principio por ambos mandatarios. Se siguó dando curso a la construcción del muro, hasta que el Tribunal de La Haya declaró que la construcción de éste era ilegal.


Israel, sin embargo, no prestó mayor atención ni valoró el juicio del tribunal. Una vez más, Israel no pode de su parte para la resolución del conflicto que se sigue arrastrando.


Sólo cuando murió Arafat, en 2004, fue posible un replanteamiento de la situación, por lo que al fin, el año 2005, se realizó una reunión en Egipto entre ambos líderes, de pueblos históricamente enemistado.

Finalmente, ese mismo año se consiguió llegar a un acuerdo de paz y alto al fuego, aunque éste no hizo cesar los movimientos terroristas que se han gestado en Israel.


Hoy por hoy, al mandato de Gaza está la agrupación Hamas, considerada terrorista por Estados Unidos y Europa. Sin embargo, su popularidad ha ido creciendo de manera que el pueblo palestino cuenta con dos entes gobernadores y Hamas se ha convertido en una amenaza importante para Israel.

Finalmente, el principal conflicto, a modo subjetivo, es que los derechos que reclaman ambas naciones, las precursoras del conflicto, son válidos, aunque Israel ha sido inclemente en varias ocasiones con los palestinos.


El sitio web de RedEscolar de México, lo grafica de manera muy clara en su trabajo acerca del conflicto en el Medio Oriente:


¿Qué quieren los palestinos?

En términos generales, los árabes palestinos quieren que:

Israel les permita tener un estado independiente y autónomo

Garantías para que la nación palestina pueda desarrollarse económicamente

Salgan las fuerzas de Israel de los territorios ocupados en 1967

Se desmantelen los asentamientos judíos (más de 200 mil habitantes) de sus territorios

Quede bajo su jurisdicción la zona este de Jerusalén, barrio musulmán

Regresen los refugiados palestinos que se encuentran en otros países árabes, especialmente en Jordania y Líbano


¿Qué quieren los israelíes?

En términos generales, los judíos-israelíes quieren que los árabes:

Cesen los atentados terroristas contra la población civil judía

Reconozcan el estado de Israel

Acepten los asentamientos judíos en los territorios ocupados

No insistan más en el retorno de los refugiados palestinos

Permitan que los israelíes mantengan cierto control sobre los territorios palestinos para asegurar sus

fronteras


Como ninguno de los gobiernos está dispuesto a ceder, aunque los palestinos han estado

más abiertos a las negociaciones que los israelitas. La religión mezclada con la política

es en parte la culpable de los fundamentos de este conflicto. Sin emargo, hoy por hoy, el

derecho que ambas naciones exigen de tener un territorio soberano, guiándose más por

el mantenimiento de estilos de vida que por creencia religiosa, no permitirá el cese de

las hostilidades, al menos por ahora.


La identidad de ambos pueblos, Judíos y Palestinos, está tan íntimamente ligada a esa tierra, que la única salida para que ambos tengan una opción de convivencia, es que en Israel haya un gobierno donde hagan más cabida a sectores un poco más moderados, y que en Palestina, se le gane terreno a Hamas, ya que con ellos será imposible conseguir negociar nada. Así, ambas naciones deberían convivir en esa tierra que consideran sagrada, en paz y respetando a los habitantes que llevan años sufriendo los golpes del terrorismo y la intolerancia que han provocado sus gobernantes.ntolerancia que han provocado sus gobernantes.







1. “Oriente próximo, 6 décadas en guerra”, especial online del diario El Mundo de España. http://www.elmundo.es/especiales/internacional/oriente_proximo/

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